Answer the fоllоwing questiоn bаsed on the following scenаrioDuring а kitchen inspection you observe the following. A dietary worker eating food off the line which hasn’t started yet. The dietary aide states they are taste testing the food. You review the temperature logs, all the temps are acceptable, but there are none recorded for the pureed or ground foods. The staff states they took the temps but there is no place to put the results on the form. As you observe the line, you notice they are using appropriate sized scoops, but are putting heaping amounts on each plate of the macaroni and cheese. Per the written menu the regular diet should receive apple pie and the cardiac diet should receive cinnamon apple slices. You notice everyone is receiving the apple pie. As you walk through the rest of the kitchen, you notice the washed dishes being dried with a towel, and you feel one of the pans which is greasy on the outside. In the walk in refrigerator, there is no thermometer present, several lids are not securely on the containers, the zucchini is moldy, and there is an open undated bag of cheese. As you are finishing your inspection, the foodservice director informs you they have had a roach problem. She has the staff pull apart the tray line where a large outlet is located. When she kicks the outlet, several small roaches run out. She tells you, pest control has been out twice now and this is still an issue 34. Which of the following tags would most likely be issued upon inspection? a. F800 – cardiac diet is not receiving apple slicesb. F806 – cardiac diet is not receiving apple slicesc. F812 – cardiac diet is not receiving apple slicesd. F810 – cardiac diet is not receiving apple slices
Over whаt dоes the Hоuse Wаys аnd Means Cоmmittee have jurisdiction?
Mаtch the fоllоwing with the cоrrect energy yield.
En ese mоmentо le оí decir el nombre de Hitler, se estаbа dirigiendo а mí, me enseñaba un periódico -«¿No sabes lo que ha pasado?»-, lo cogí. Hitler acababa de ser víctima de un atentado del que había salido milagrosamente ileso, a los militares organizadores del complot los habían fusilado a todos; me quedé un rato allí sin abrir la boca ni que me volvieran a hacer caso, leyendo aquella noticia tan lejana e irreal que todos, y también él, comentaban con aplomo, como si la considerasen indiscutible. «Es el mayor tirano de la historia» -dijo mi padre. A mí no me importaba nada de los alemanes, no entendía bien por qué habían venido a España durante nuestra guerra, por qué los alojaron en nuestras casas, no entendía nada de la guerras ni quería entender, ahora pienso que la muerte de Hitler aquel mes de julio pudo cambiar el rumbo de la historia, pero yo entonces aborrecía la historia y además no me la creía, nada de lo que venía en los libros de historia ni en los periódicos me lo creía, la culpa la tenían los que se lo creían, estaba harta de oír la palabra fusilado, la palabra víctima, la palabra tirano, la palabra militares, la palabra patria, la palabra historia. […] Posiblemente mis trabajos posteriores de investigación histórica los considere una traición todavía más grave a la ambigüedad; yo misma, al emprenderlos, notaba que me estaba desviando, desertaba de los sueños para pactar con la historia, me esforzaba en ordenar las cosas, en entenderlas una por una, por miedo a naufragar. - La literatura es un desafío a la lógica -continúa diciendo-, no un refugio contra la incertidumbre […] - ¿Usted cree que yo tomo la literatura como refugio? Se lo he preguntado con cierta ansiedad. Me parece estarle tendiendo la mano abierta para que me la lea. La respuesta es breve y solemne como una maldición gitana. - Sí, por supuesto, pero no le vale de nada. Carmen Martín Gaite, El cuarto de atrás 1978. Comente este pasaje haciendo referencias al resto de su lista: Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, Réquiem por un campesino español de Ramón J Sender, Soldados de Salamina de Javier Cercas, y en particular, Ideas sobre la novela de José Ortega y Gasset y el siguiente pasaje: Observémonos en el momento en que damos fin a la lectura de una gran novela. Nos parece que emergemos de otra existencia, que nos hemos evadido de un mundo incomunicante con el nuestro auténtico [...] Ahora, súbitamente, sin intermisión, nos hallamos en nuestro aposento, en nuestra ciudad y en nuestra fecha; ya comienzan a despertar en torno a nuestros nervios las preocupaciones que nos eran habituales. Hay un intervalo de indecisión, de titubeo. Acaso el brusco aletazo de un recuerdo vuelve de un golpe a sumergirnos en el universo de la novela, y con algún esfuerzo, como braceando en un elemento líquido, tenemos que nadar hasta la orilla de nuestra propia existencia. Si alguien nos mira, entonces descubrirá en nosotros la dilatación de párpados que caracteriza a los náufragos. Yo llamo novela a la creación literaria que produce este efecto. Ése es el poder mágico, gigantesco, único, glorioso, de este soberano arte moderno. Y la novela que no sepa conseguirlo será una novela mala, cualesquiera sean sus restantes virtudes. ¡Sublime, benigno poder que multiplica nuestra existencia, que nos liberta y pluraliza, que nos enriquece con generosas transmigraciones! Mas para lograr ese efecto hace falta que el autor sepa primero atraernos al ámbito cerrado que es su novela y luego cortarnos toda retirada, mantenernos en perfecto aislamiento del espacio real que hemos dejado. Lo primero es fácil; cualquiera sugestión nos hará movilizarnos hacia la entrada que el novelista abre ante nosotros. Lo segundo es más difícil. Es menester que el autor construya un recinto hermético, sin agujero ni rendija por los cuales, desde dentro de la novela, entreveamos el horizonte de la realidad. La razón de ello no parece complicada. Si se nos deja comparar el mundo interior del libro con el externo y real, y se nos invita a «vivir», los tamaños, dimensiones, problemas, apasionamientos que en aquél nos son propuestos, menguarán tanto de proporción e intensidad que habrá de desvanecerse todo su prestigio. Fuera como mirar en el jardín un cuadro que representa un jardín. El jardín pintado sólo florece y verdea en el recinto de una habitación, sobre un muro anodino, donde abre el boquete de un mediodía imaginario. En este sentido me atrevería a decir que sólo es novelista quien posee el don de olvidar él, y de rechazo hacernos olvidar a nosotros, la realidad que deja fuera de su novela. Sea él todo lo «realista» que quiera, es decir, que su microcosmo novelesco esté fabricado con las materias más reales; pero que cuando estemos dentro de él no echemos de menos nada de lo real que quedó extramuros. Ésta es la razón por la cual nace muerta toda novela lastrada con intenciones trascendentales, sean éstas políticas, ideológicas, simbólicas o satíricas. Porque estas actividades son de naturaleza tal que no pueden ejercitarse ficticiamente, sino que sólo funcionan referidas al horizonte efectivo de cada individuo. Al excitarlas es como si se nos empujase fuera del intramundo virtual de la nove1a y se nos obligase a mantener vivaz y alerta nuestra comunicación con el orbe absoluto de que nuestra existencia real depende. ¡Cómo voy a interesarme por los destinos imaginarios de los personajes si el autor me obliga a enfrentarme con el crudo problema de mi propio destino político o metafísico! El novelista ha de intentar, por el contrario, anestesiarnos para la realidad, dejando al lector recluso en la hipnosis de una existencia virtual. Yo encuentro aquí la causa, nunca bien declarada, de la enorme dificultad -tal vez imposibilidad aneja a la llamada «novela histórica». La pretensión de que el cosmos imaginado posea a la vez autenticidad histórica mantiene en aquélla una permanente colisión entre dos horizontes. y como cada horizonte exige una acomodación distinta de nuestro aparato visual, tenemos que cambiar constantemente de actitud; no se deja al lector soñar tranquilo la novela, ni pensar rigorosamente la historia. En cada página vacila, no sabiendo si proyectar el hecho y la figura sobre el horizonte imaginario o sobre el histórico, con lo cual adquiere todo un aire de falsedad y convención. El intento de hacer compenetrarse ambos mundos produce sólo la mutua negación de uno y otro; el autor -nos parece- falsifica la historia aproximándola demasiado, y desvirtúa la novela, alejándola con exceso de nosotros hacia el plano abstracto de la verdad histórica. También, si lo desea, puede hacer referencias a La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela y/o Nada de Carmen Laforet.
The ________ is tо the pоstindustriаl sоciety аs the ________ is to the emerging biotech society.
Describe twо benefits thаt vаsculаr tissue prоvide tо plants that have it.